Tu amor me inspira,tu ternura me conmueve y tus besos me enloquecen.

31 de octubre de 2014

un cuenco con hojas secas de otoño



Se nos acaba el verano y yo me esfuerzo en pensar que el otoño no es tan malo y que en realidad, a pesar del frío y de la lluvia, tiene cosas muy bonitas. De hecho incluso la lluvia puede tener su encanto si la vemos caer tras la ventana desde un buen sofá, con una mantita… Y también están las moras, y las castañas y las hojas secas.
El caso es que en otoño pasamos menos tiempo fuera de casa que en verano y tenemos más ratos para dedicar a las manualidades. Pronto las hojas de los árboles empezarán a caer y nos las encontraremos por todas partes, las podemos recoger y podemos hacer que formen parte de la decoración, incluso podemos hacer con ellas un cuenco.
Necesitamos un cuenco de verdad para dar la forma a las hojas, lo utilizaremos como molde y para dar consistencia al invento utilizaremos la misma cola que se usa para hacer máscaras con papel, algo que todos hemos hecho de niños. El colocar las hojas con un poco de gracia y arte y el elegir las más bonitas cuando las recojamos del suelo depende de nuestra sensibilidad.
Y en la foto sobre estas líneas tenemos el resultado. Un cuenco perfecto para hacer de centro de mesa en una cena de otoño o como complemento para el mueble de la entrada en esta estación. El final del verano siempre es duro y tal vez necesitemos aún unos días para hacernos a la idea de que se acaba y para reconciliarnos con el otoño, pero poco iremos recordando que el otoño tiene también cosas con mucho encanto.De la web.

27 de octubre de 2014

Importante para quemaduras!!!!



Quemaduras

Las quemaduras de primer grado suelen causar enrojecimiento de la piel. Las de segundo grado pueden causar ampollas, y las de tercer grado producen oscurecimiento de la piel y daño en los tejidos profundos. 

¿Qué hacer de inmediato? Cuando se trata de quemaduras de primer y segundo grado, coloca la zona afectada debajo de un chorro de agua fría, o cúbrela con toallas húmedas. 

Remedios caseros comunes para aliviar el dolor: 

Té frío: gracias a las propiedades curativas de los taninos, si colocas un saquito de té frío sobre la quemadura, podrás aliviar el ardor y acelerar el proceso de curación.

Papa cruda: pela la papa y córtala en rodajas. Luego, colócalas sobre la quemadura para que los líquidos del vegetal alivien el ardor. 

Vinagre: en caso de quemaduras leves, el vinagre blanco o el vinagre de manzana puede ser más útil de lo que pensabas. Coloca un poco de vinagre en una toalla suave, y aplícalo sobre la zona afectada. El vinagre protegerá la herida de infecciones.

¿Qué cosas no debes hacer? No apliques hielo sobre quemaduras serias, ya que podrías dañar la piel y empeorar la gravedad de la lesión. Tampoco te recomendamos utilizar antibióticos o manteca.

¿Cuándo buscar asistencia médica? Si las quemaduras son de tercer grado, o si sus causas se deben a descargas eléctricas o contactos con químicos. De la web todo mail.

7 de octubre de 2014

Gracias Lucia Gulloni por este cuento hermoso!!

NECESITO UN ABRAZO,

Desconozco el autor, sin embargo coincido en la 
reflexión del final de la historia, el sentimiento deja una impronta imborrable.
NECESITABA UN ABRAZO!
Hace veinte años, yo manejaba un taxi para vivir.Lo hacía en el turno de la noche y mi taxi se convirtió en un confesionario móvil.Los pasajeros se subían, se sentaban atrás de mí en total anonimato, y me contaban acerca de sus vidas. Encontré personas cuyas vidas me asombraban, me ennoblecían, me hacían reír y me deprimían. Pero ninguna me conmovió tanto como la mujer que recogí en una noche de agosto.
Respondí a una llamada de unos pequeños edificios en una tranquila parte de la ciudad. Asumí que recogería a algunos saliendo de una fiesta o a un trabajador que tenía que llegar temprano a una fábrica de la zona industrial de la ciudad.
Cuando llegué a las 2:30 a.m. el edificio estaba oscuro excepto por una luz en la ventana del primer piso.
Aunque la situación se veía peligrosa, yo siempre iba hacia la puerta. Este pasajero debe ser alguien que necesita de mi ayuda, razoné para mí. Por lo tanto caminé hacia la puerta y toqué... \"un minuto\" respondió una voz frágil. Pude escuchar que algo era arrastrado a través del piso. Después de una larga pausa, la puerta se abrió.
Una mujer pequeña de unos ochenta años se paró enfrente de mí. Llevaba puesto un vestido floreado, y un sombrero con un velo, como alguien de una película de los años 40\"s. A su lado una pequeña maleta de nylon. El departamento se veía como si nadie hubiera vivido ahí durante muchos años. Todos los muebles
estaban cubiertos con sábanas, no había relojes en las paredes, ninguna baratija o utensilio. En la esquina estaba una caja de cartón llena de fotos y una vajilla de cristal.
La señora repetía su agradecimiento por mi gentileza.- No es nada, -le dije-. Yo sólo intento tratar a mis pasajeros de la forma que me gustaría que mi mamá fuera tratada.
- No, estoy segura de que es un buen hijo, -dijo ella-.
Cuando llegamos al taxi me dio una dirección, entonces preguntó: - ¿Podría manejar a través del centro?
- Ese no es el camino corto,-le respondí rápidamente-.
- No importa, -dijo ella-. No tengo prisa, estoy camino del asilo.
La miré por el espejo retrovisor, sus ojos estaban llorosos.
- No tengo familia, -continuó-, el doctor dice que no me queda mucho tiempo de vida.
Tranquilamente estiré mi brazo y apagué el taxímetro.
- ¿Qué ruta le gustaría que tomara? -le pregunté-.
Por las siguientes dos horas manejé a través de la ciudad. Ella me enseñó el edificio donde había trabajado como operadora de elevadores. Manejé hacia el vecindario donde ella y su esposo habían vivido cuando ellos eran recién casados. Ella me pidió que nos detuviéramos enfrente de un almacén de muebles donde una vez hubo un salón de baile, al que ella iba a bailar cuando era joven.
Otras veces me pidió que pasara lentamente enfrente de un edificio en particular o una esquina; miraba en la oscuridad, y no decía nada. Con el primer rayo de sol apareciéndose en el horizonte, ella repentinamente dijo:
- Estoy cansada, vámonos ahora.
Manejé en silencio hacia la dirección que ella me había dado. Era un edificio bajo, como una pequeña casa de convalecencia, con un camino para autos que pasaba bajo un pórtico. Dos asistentes vinieron hacia el taxi tan pronto como pudieron. Ellos debían haber estado esperándola. Yo abrí la cajuela y dejé la pequeña maleta en la puerta. La mujer estaba lista para sentarse en una silla de ruedas.
- ¿Cuánto le debo?, -preguntó ella-, buscando en su bolsa.
- Nada, -le dije-.
- Tienes que vivir de algo, -respondió-.
- Habrá otros pasajeros, -le respondí-.
Casi sin pensarlo, me agaché y la abracé. Ella me sostuvo con fuerza, y dijo:
- ¡Oh, necesitaba un abrazo!
Apreté su mano, entonces caminé hacia la luz de la mañana. Atrás de mí una puerta se cerró, fue un sonido de una vida concluida.
No recogí a ningún pasajero en ese turno, manejé sin rumbo por el resto del día.
No podía hablar, ¿Qué habría pasado si a la mujer la hubiese recogido un conductor malhumorado o alguno que estuviera impaciente por terminar su turno?.
¿Qué habría pasado si me hubiera rehusado a tomar la llamada, o hubiera tocado el claxon una vez, y me hubiera ido?.
En una vista rápida, no creo que haya hecho algo más importante en mi vida. Estamos condicionados a pensar que nuestras vidas están llenas de grandes momentos, pero los grandes momentos son los que nos atrapan bellamente desprevenidos, en los que otras personas pensarán que sólo son pequeños momentos.
Las personas tal vez no recuerden exactamente lo que tú hiciste o lo que tú dijiste... pero siempre recordarán cómo los hiciste sentir.


5 de octubre de 2014

MAMA MIA: EFECTOS SECUNDARIOS DE LA QUIMIOTERAPIA: Sindrome de Pies y Manos.

MAMA MIA: EFECTOS SECUNDARIOS DE LA QUIMIOTERAPIA: Sindrome de Pies y Manos.: Efectos secundarios a la quimioterapia en el pie   quisiera saber que crema puedo usar por favor porque no se me deben quebrar las manos ni los pies porque tengo que parar mi tratamiento segun mi oncologo .Gracias por ayudarme a pasar mejor mi tiempo Alicia