Se nos acaba el verano y yo me esfuerzo en pensar que el otoño no es tan malo y que en realidad, a pesar del frío y de la lluvia, tiene cosas muy bonitas. De hecho incluso la lluvia puede tener su encanto si la vemos caer tras la ventana desde un buen sofá, con una mantita… Y también están las moras, y las castañas y las hojas secas.
El caso es que en otoño pasamos menos tiempo fuera de casa que en verano y tenemos más ratos para dedicar a las manualidades. Pronto las hojas de los árboles empezarán a caer y nos las encontraremos por todas partes, las podemos recoger y podemos hacer que formen parte de la decoración, incluso podemos hacer con ellas un cuenco.
Necesitamos un cuenco de verdad para dar la forma a las hojas, lo utilizaremos como molde y para dar consistencia al invento utilizaremos la misma cola que se usa para hacer máscaras con papel, algo que todos hemos hecho de niños. El colocar las hojas con un poco de gracia y arte y el elegir las más bonitas cuando las recojamos del suelo depende de nuestra sensibilidad.
Y en la foto sobre estas líneas tenemos el resultado. Un cuenco perfecto para hacer de centro de mesa en una cena de otoño o como complemento para el mueble de la entrada en esta estación. El final del verano siempre es duro y tal vez necesitemos aún unos días para hacernos a la idea de que se acaba y para reconciliarnos con el otoño, pero poco iremos recordando que el otoño tiene también cosas con mucho encanto.De la web.