Abrazos.
Recuerdo cómo en una ocasión llegué inesperadamente al colegio de mis hijos y fui directa a uno de ellos. Me miró y no hizo falta más. ,ni me movi
Ahora, ya vamos de vuelta, lo cual quiere decir que ellos crecen y nosotros menguamos. Pero lo importante es que podemos recuperar los abrazos perdidos.
He vuelto a abrazarles como el oso que soy y ya no se ponen colorados.
Es más. Durante esos años sin abrazos, si los encontraba distraidos, yo abrazaba y ellos, se quedaban de brazos a lo largo del cuerpo.
Ahora me rodean con sus brazos jóvenes y fuertes y me voy sintiendo segura
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