Tu amor me inspira,tu ternura me conmueve y tus besos me enloquecen.

27 de noviembre de 2012







EL CUENTO DEL AMOR Y LA LOCURA


Mario Benedetti

Cuentan que una vez se reunieron en algún lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos.


Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso: “¡Vamos a jugar al escondite!”.


La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad, sin poder contenerse, le preguntó: “¿Al escondite? Y, ¿cómo es eso?”. “Es un juego —explicó la Locura— en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego”.


El Entusiasmo bailó entusiasmado secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó convenciendo a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba hacer nada.


Pero no todos querían participar. La Verdad prefirió no esconderse… ¿para qué? si al final siempre la hallaban. Y la Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en realidad lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya). Y la Cobardía prefirió no arriesgarse.


“Uno, dos tres…”, comenzó a contar la Locura.


La primera en esconderse fue la Pereza. Como siempre tan perezosa se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo, y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que, con su propio esfuerzo, había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzó a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. Que si un lago cristalino para la Belleza; que si una hendida en un árbol, perfecto para la Timidez; que si el vuelo de una mariposa, lo mejor para la Voluptuosidad; que si una ráfaga de viento, magnífico para la Libertad;… Y así terminó por acurrucarse en un rayito de sol.


El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: aireado, cómodo,… pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira, se escondió detrás del arco iris). La Pasión y el Deseo, en el centro de los volcanes. El Olvido,… se me olvidó dónde se escondió el Olvido, pero eso no es lo más importante.


La Locura contaba ya novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve… Y el Drogamor no había aún encontrado sitio para esconderse entre sus flores.


Un millón contó la Locura y comenzó a buscar.


La primera a la que encontró fue la Pereza,… a sólo tres pasos detrás de unas piedras. Después se escuchó la Fe discutiendo con Dios sobre Teología, y a la Pasión y el Deseo los sintió vibrar en los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solo salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la Belleza. Y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidir aún dónde esconderse.


Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris (mentira,… en el fondo del mar). Hasta el Olvido,… que ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas.


Pero, sólo el Amor no aparecía por ningún sitio.


La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, y en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y pensó: “El Amor, siempre tan cursi, seguro se escondió entre las rosas”. Y tomando una horquilla comenzó a mover las ramas,… cuando de pronto se escuchó un doloroso grito… Las espinas habían herido los ojos del Amor, y la Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, rogó, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.


Desde entonces, desde que por primera vez se jugó en la Tierra al escondite, el Amor es ciego,… y la Locura siempre lo acompaña.

tomado de la web



24 de noviembre de 2012

Las calas de Diego Rivera     


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Diego Rivera nació el 8 de diciembre de 1886 en la ciudad de Guanajuato, México. Ingresó a una edad muy temprana en la Escuela Nacional de Bellas Artes (antigua Academia de San Carlos) siendo discípulo de José María Velazco. 

Las calas de Alicia ...Flamencas !!


Productos de Limpieza del alma ...Vitaminas de la web





 
 
EL LIMPIADOR de tu alma es el perdón, deberás usarlo todo el tiempo, apenas veas una impureza  áplicalo.
No te acuestes nunca sin haber pedido perdón y sin haber perdonado,
el resultado será que en paz te acostarás y así mismo dormirás y tu sueño te sustentará.

LA HIDRATANTE de tu alma es la oración, si no hidratas la piel de tu rostro se marchita, así si no oras tu alma se reseca  pero a medida que confías en Dios, el afán y la ansiedad desaparecen, y aprendes a reposar y esperar en el Señor.

EL TONIFICANTE de tu alma, es la alabanza, cuando alabas y das gracias a Dios y vuelves a el tus pensamientos ,cuando te olvidas de ti mismo, sin egoismo en tu corazón, quedas libre para que Dios ponga en ti su gozo.

LA NUTRITIVA de tu alma es la palabra, así como en lo fisico no puedes vivir sin alimentos, tu alma necesita el alimento de la palabra de Dios, cuando te alimentas con la palabra, la debilidad y la confusión desaparecen , y serás como un árbol plantado junto a corrientes de agua.

EL PROTECTOR de tu alma es la coraza de fé, con la fé te protegerás de las inclemencias de la vida,mirarás por encima de las circunstancias, y pasarás victorioso, através de ti, Dios moverá montañas y alcanzarás a otros.

Si usas a diario estos productos de belleza, tu alma se mantendrá limpia y tu  corazón será puro.
Te saciarás de bien, de modo que te rejuvenezcas como el aguila.
 

21 de noviembre de 2012

El Kiwi....Facilícimo.com


 Caja de kiwis
Esta exótica fruta, procedente de China, se ha expandido por multitud de países, en los que su degustación cada vez es más frecuente, y entre ellos se encuentra España. Presenta forma oblicua y se caracteriza por una piel de color marrón oscuro cubierta de pelusilla. Pero, a pesar de esta apariencia tan poco llamativa, contiene una pulpa jugosa, de original sabor y estimulante aroma que, además, resulta muy saludable para nuestro organismo.

Los kiwis proceden de una planta que se llama de la misma manera y forma parte de la familia de las Actinidiáceas, a la que pertenecen más de 300 árboles y arbustos. Aunque son oriundos de China, los núcleos productores más importantes son países como Italia, Chile o Nueva Zelanda y dentro de sus variedades más reconocidas destacan algunas como la Kaquiara II o la Actinidia deliciosa.

Descripción y variedades

Su tamaño ronda los 5 cm de diámetro y el peso depende del tipo de kiwi del que se trate. La carne es de un llamativo color verde e incluye un grupo de pepitas negras que se organizan en círculos. Su sabor es dulce con ligeros matices ácidos que proporcionan una sensación muy refrescante al paladar. La fruta se recolecta, aproximadamente, en octubre y hasta que no resulte en cierta manera blanda al tacto no la podremos consumir.

 Kiwis

Se recomienda que, al adquirir kiwis, elijamos piezas que no estén muy blandas y que no presenten manchas. Su duración es bastante longeva: fuera de la nevera nos aguantarán una media de 15 días; dentro, alrededor de un mes y, si optamos por congelarlos, se mantendrán en perfectas condiciones al menos durante 6 meses.

Una saludable elección

Compuesto principalmente por agua, destaca por su elevado porcentaje de vitamina C, excelente para los huesos y los glóbulos rojos. Además, contiene bastante vitamina B y es rico en minerales como el potasio -imprescindible para el funcionamiento del sistema nervioso- y en fibra. Su aporte calórico es muy bajo: 42 calorías por cada 100 gramos.
 Ensalada con kiwis

Por ello, el kiwi está especialmente indicado para pacientes con problemas de estreñimiento, de anemias ferropénicas o embarazadas y niños que están en la época de crecimiento. Posee propiedades antioxidantes que lo convierten en un excelente alimento para la prevención de enfermedades degenerativas o cardiovasculares.

Una fruta muy versátil

Lo más habitual es degustar el kiwi fresco, en una pieza que abriremos a la mitad y comeremos con ayuda de una cucharilla. También, si lo preferimos, podemos pelarlo. Asimismo, es muy normal emplearlo como ingrediente en una macedonia o yogur.
 Kiwis rellenos de mascarpone

Su uso en la gastronomía suele reducirse al aspecto decorativo, aunque cada vez es más frecuente incluirlo en ensaladas y postres -pasteles, tartas o helados- y como base para mermeladas, sorbetes o jugos. 


Recetas con kiwi


Ensalada de manzana, kiwi y aguacate (Carmerosa) (Tercera imagen)
Kiwi relleno de mascarpone y nueces (Dolorss) (Cuarta imagen)
Sorbete de kiwi (Marga2387)
Kiwi hojaldrado (Blinky)
Bizcocho volcado de kiwi gold (Floruca)
Hojaldre de kiwi y cerezas (Vannnnnesa)
Tarta de kiwi (Pinpinella)
Bizcocho de kiwi (Bejico)
Espuma ligera de kiwi y cerezas (Nora Novata)
Flor de kiwi y arroz con leche (JUNABIS)

Espero les guste !!!!! Alicia

13 de noviembre de 2012

Gracias Nini !!!!! me recordaste este cuento maravilloso.


Hace muchos años, cuando era psicólogo muy joven, trabajé en algunos geriátricos. Llegué una mañana, me dirigí a la cocina y, como era habitual, le pregunté a la cocinera:
 
-¿Y, Betty, alguna novedad? -Sí, doctor. ¿Ya vio a la vieja atorranta?
(Atorranta: Término utilizado en Argentina y Uruguay para describir a la persona desfachatada, desvergonzada)
 
-No - le dije asombrado-. ¿Entró una abuela nueva?
-Sí, una viejita picarona. Se llama Ana.
Lo cierto es que había conseguido despertar mi interés por conocerla. De modo que hice mi recorrida habitual por el geriátrico y dejé para el final la visita a la habitación en la que estaba Ana.

En esa hora yo me había estado preguntando de dónde vendría el mote de vieja atorranta.

Supuse que, seguramente, debía ser una mujer que cuando joven habría trabajado en un cabaret, o que tendría alguna historia picaresca.


Pero no era así. Cuando entré en su habitación me encontré con una abuela que estaba muy deprimida y que casi no podía hablar a causa de la tristeza. Su imagen no podía estar más lejos de la de una vieja atorranta.
 
Me acerqué a ella, me presenté y le pregunté: -Abuela, ¿qué le pasa? Pero ella no quiso hablar demasiado; apenas si me respondió algunas preguntas por una
cuestión de educación. Pero un analista sabe que esto puede ser así, que a veces es necesario tiempo para establecer el vínculo que el paciente necesita para poder hablar. Y me dispuse a darle ese tiempo.
Allá como a la séptima u octava de mis visitas la abuela habló:

- Doctor, yo le voy a contar mi historia.

Y me contó que ella se había casado, como se acostumbraba en su época, siendo muy jovencita, a los 16 años con un hombre que le llevaba cinco.

Yo la escuchaba con profunda atención.



-¿Sabe? -me miró como avisándome que iba a hacerme una confesión-, yo me casé con el único hombre que quise en mi vida, con el único hombre que deseé en mi vida, con el único hombre que me tocó en mi vida y es el hombre al que amo y con el que quiero estar.
 
Me contó que su esposo estaba vivo, que ella tenía ochenta y seis años y él noventa y uno y que, como estaban muy grandes, a la familia le pareció que era un riesgo que estuvieran solos y entonces decidieron internarlos en un geriátrico.
 
Pero como no encontraron cupo en un hogar mixto, la internaron a ella en el que yo trabajaba, y a él en otro. Ella en provincia y él en Capital.

Es decir que, después de setenta años de estar juntos los habían separado. Lo que no habían podido hacer ni los celos, ni la infidelidad, ni la violencia, lo había hecho la familia.

Y ese viejito, con sus noventa y un años, todos los días se hacía llevar por un pariente, un amigo o un remisse en el horario de visita, para ver a su mujer.

Yo los veía agarraditos de la mano, en la sala de estar o en el jardín, mientras él le acariciaba la cabeza y la miraba. Y cuando se tenían que separar, la escena era desgarradora.
¿Y de dónde venía el apodo de vieja atorranta?

Venía del hecho de que, como el esposo iba todos los días a verla, ella le había pedido autorización a las autoridades del geriátrico para ver si, al menos una o dos veces por semana, los dejaban dormir la siesta juntos.

Y entonces, ellos dijeron: -Ah, bueno... mirá vos la vieja atorranta.
Cuando la abuela me contó esto, estaba muy angustiada y un poco avergonzada. Pero lo que más me conmovió fue cuando me dijo, agachando la cabeza:

-Doctor, ¿qué vamos a hacer de malo a esta edad? Yo lo único que quiero es volver a poner la cabeza en el hombro de mi viejito y que me acaricie el pelo y la espalda, como hizo siempre.

¿Qué miedo tienen? Si ya no podemos hacer nada de malo.
 

Conteniendo la emoción, le apreté la mano y le pedí que me mirara. Y entonces le dije:

-Ana, lo que usted quiere es hacer el amor con su esposo. Y no me venga con eso de que ¿qué van a hacer de malo?

Porque es maravilloso que usted, setenta años después, siga teniendo las mismas ganas de besar a ese hombre, de tocarlo, de acostarse con él y que él también la desee a usted de esa manera. Y esas caricias, y su cara sobre la piel de sus hombros, es el modo que encontraron de seguir haciéndolo a esta edad.
 
Pero déjeme decirle algo, Ana: ése es su derecho, hágalo valer. Pida, insista, moleste hasta conseguirlo. Y la abuela molestó.
Recuerdo que el director del geriátrico me llamó a su oficina para
preguntarme: -¿Qué le dijiste a la vieja?
-Nada- le dije haciéndome el desentendido- ¿Por qué?
La cuestión fue que con la asistente social del hogar en el que estaba su esposo, nos propusimos encontrar un geriátrico mixto para que estuvieran juntos.

Corríamos contra reloj y lo sabíamos. Tardamos cuatro meses en encontrar uno. Sé que, dicho así, parece poco tiempo. Perocuatro meses cuando alguien tiene más de noventa años, podía ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Además ella estaba cada vez más deprimida y yo tenía mucho miedo de que no llegara. Pero llegó. Y el día en el que se iba de nuestro geriátrico fui muy temprano para saludarla, y en cuanto llegué, la cocinera me salió al cruce y me dijo:

-No sabés. Desde las seis de la mañana que la vieja está con la valija lista al lado de la puerta.
 
Yo me reí. Entonces fui a verla y le dije:

-Anita, se me va.
 
Y ella me miró emocionada y me respondió:

-Sí doctor... Me vuelvo a vivir con mi viejito.

Y se echó en mis brazos llorando.
 
-Ana- le dije- Nunca me voy a olvidar de usted.

Y como habrán visto, no le mentí.
Jamás me olvidé de ella, porque aprendí a quererla y respetarla por su lucha, por la valentía con la que defendió su deseo y porque gracias a esa vieja atorranta, pude comprobar que todo lo que había estudiado y en lo que creía, era cierto:

Que se puede pelear por lo que se quiere aunque se deje la vida en el intento.

Y además, porque la abuela me dejó la sensación de que, a pesar de todas las dificultades, cuando alguien quiere sanamente y sus sentimientos son nobles, puede ser que enamorarse sea realmente algo maravilloso y que el amor y el deseo puedan caminar juntos para siempre.
Dejemos el prejuicio y la crítica...seamos tolerantes
(cuento resumido titulado: La vieja Atorranta del libro "Encuentros" de Gabriel Rolón … imperdible !!)

“No es cierto que el amor todo lo puede. No es cierto que el que ama no puede engañar. No es cierto que a la relación amorosa no haya que ponerle condiciones. No es cierto que el amor y el deseo vayan siempre de la mano. Pero decir que todo esto no es cierto no implica que sea imposible".
 




10 de noviembre de 2012

consulte en la web .el color azul de la piel




Hola, no sé si ya conocereis esta entrevista que le han hecho a un taureg que esta haciendo sus estudios universitarios en Francia, se llama Moussa Ag Assarid. Invita a la reflexión algunos de los puntos de vista que tiene sobre nuestra cultura, nuestras costumbres y forma de vida...

Espero que os guste, ahí va:


No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles...! Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg… Soy musulmán, sin fanatismo.


Moussa Ag Assarid

- ¡Qué turbante tan hermoso...!

- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

- Es de un azul bellísimo...

- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados....



- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?

- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?

- Tuareg significa "abandonados", porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

- ¿Cuántos son?

- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.

- ¿A qué se dedican?

- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...

Click para ampliar


- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?

- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba...

Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Sí? No parece muy estimulante. ..

- Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... . Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...

- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?

- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!





- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?

- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja....

- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté.... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.

- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?

- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...

- ¿Tanto como eso?

- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?

- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa...

Entendí: mi madre estaba ayudándome... .





- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?

- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo....

- Y lo logró.

- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

- ¡Un tuareg en la universidad...!

- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo peor que le parece de aquí?

- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa.... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...

- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...

- Qué paz...

- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.


4 de noviembre de 2012


Reflecciones: enviado por mi querida amiga Marcia.


El amor y la presión
 
Llegar a casa y recibir el abrazo del hombre o la mujer que uno ama reduce la presión arterial precipitada por una jornada laboral estresante, señala un nuevo estudio. La investigación realizada por la Universidad de Toronto y dada a conocer durante una reunión de la Asociación Estadounidense del Corazón, monitoreó a 216 hombres y mujeres a lo largo de un año.
Todos tenían entre 40 y 65 años y habían estado viviendo en pareja durante los últimos seis meses. Al comienzo del estudio, se monitoreó la presión sanguínea de los participantes a lo largo de 24 horas, durante un día laboral.
También se asesoró el nivel de stress que cada uno enfrentaba en su trabajo. Y a través de otra prueba se evaluó la “cohesión marital” de los mismos.
El estudio encontró que aquellos que tenían trabajos demandantes, pero también tenían contención conyugal, vieron decaer levemente su nivel de presión arterial.
Mientras que aquellos con trabajos estresantes que no contaban con apoyo en casa, padecieron el esperado aumento de presión.
Los científicos a cargo del estudio señalaron que estos resultados son significativos, en vista de que la presión sanguínea suele subir naturalmente con el paso de los años.
Fuente: BBC. Redacción: ACPress.net
La Biblia siempre tiene la razón y habla continuamente de la importancia de amar. El amor si tiene efecto en todas las áreas de nuestra vida. Muchos males que hoy aquejan a la humanidad están enraizadas en la amargura, el odio y el resentimiento. Que te parece si hoy, cuando llegue a casa, le estabilizas la presión arterial a aquellos que viven contigo, con un cálido abrazo? Pruébalo, es buen remedio.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.
No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.
El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad.
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá.I Cor 13:4-8

Setas en tempura con salsa Alioli. Técnica de rebozado.



INGREDIENTES

200 g de harina de tempura
500 g. de setas cultivadas (pleurotus ostreatus), las de tipo cardo.
250 ml de agua, soda o agua con gas
Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
Un pellizco de cayena molida (opcional)
1/2 litro de aceite de oliva virgen extra ILove Picual y 50 ml de aceite de sésamo (opcional)
Para la salsa alioli
300 ml. aceite de oliva virgen extra (si te gusta más suave puedes usar aceite de girasol)
1 dientes de ajo (o dos para los más atrevidos)
Sal y dos cucharadas de zumo de limón.
2 huevos.

PREPARACIÓN DE LAS SETAS Y LA TEMPURA:

                             Lavamos muy bien las setas, secamos con papel absorbente y salpimentamos. Yo le suelo añadir un toque de cayena molida para darle un punto picante, aunque os lo podéis saltar. En Japón no suelen añadir sal pues acompañan la tempura con salsa de soja, otra opción que le va bien a este tipo de fritura. Si no las vamos a preparar en el momento os aconsejo meterlas en la nevera hasta justo antes del rebozado para que estén más firmes a la hora de pasarlas por la tempura.
                             Preparamos el rebozado de tempura en un bol que previamente tenemos enfriando en la nevera, si es de metal mejor. El agua de la mezcla debe estar muy fría, incluso podemos añadir unos cubitos de hielo para enfriarla más todavía, es imprescindible para que quede super crujiente al echarla en el aceite muy caliente. Mezclamos el agua con la harina con la ayuda de unas varillas, nos debe de quedar una crema líquida suave, añadimos las setas enteras en la crema, recubrimos y sólo nos queda freír en aceite muy caliente. El rebozado que nos queda con esta mezcla es muy fino y semitransparente.
3.                             Si no disponemos de harina de tempura, podemos usar harina de trigo normal bien tamizada y mezclarla al 50% con maicena y una yema de huevo. El truco es usar siempre agua helada, incluso soda o agua con gas, porque siempre aligera el rebozado.
                             Para freír usaremos aceite de oliva virgen extra al que le vamos a añadir dos cucharadas de aceite de sésamo. Si no os gusta el sabor fuerte de este tipo de aceite, usad simplemente aceite de girasol o un aceite de oliva suave, aunque el punto del aceite de sésamo es de órdago. Si aumentamos la proporción de aceite de sésamo conseguimos más sabor y color. Recordad que las setas de cardo tienen poco sabor.
5                           Freímos cuando el aceite esté bien caliente (a 180ºC), en varias tandas para que no baje su temperatura. Una vez las sacamos de la sartén escurrimos las setas en papel absorbente y las llevamos a la mesa al momento para aprovechar al máximo el crujiente. Acompañamos con un poco de alioli o de mayonesa en cada plato para que cada uno se lo distribuya a su gusto.
                             Carmen Rico, me comenta que ella ha probado muchas harinas para la tempura ó rebozados sin huevo, incluso Santa Rita, que está considerada como de las mejores, pero que ha probado la marca “Yolanda” y le ha encantado, se disuelve rápido y queda muy suave. Os dejo este gran consejo que seguro que os viene bien, gracias Carmen.

PREPARACIÓN DEL ALI-OLI:

                             Para el acompañamiento, mi consejo es un buen alioli casero, el sabor del ajo le va genial a cualquier tipo de seta.                             Echamos en el vaso de la batidora el diente de ajo entero que hemos confitado en aceite previamente y añadimos aceite de oliva virgen extra hasta cubrir 1 cm del vaso, echamos una pizca de sal y el zumo de limón. A continuación añadimos los huevos y metemos la batidora hasta el fondo del vaso. Empezamos a batir dejándola fija y notaremos que en unos segundos emulsiona, es decir, se convierte en crema. En ese momento es cuando debemos subir y bajar la batidora en un movimiento lento, de esta manera logramos integrar el aceite completamente con el huevo.
3                           Cuando haya cuajado podemos incrementar el volumen añadiendo un poco más de aceite de oliva virgen extra. A las setas o hongos gusta un poco de ajo aceite.

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