CANTO A LAS ABUELAS DEL MUNDO
Soy una flor, una flor que se abre en busca del sol. Tú eres el sol, abuela, el sol de mi vida.
Las Abuelas son las voces del pasado y los ejemplos del presente. Ellas abren las puertas al futuro.
Una abuela es el mejor regalo con que podemos recibir a nuestros hijos.
Los nietos son la renovación de la vida, un poco de nosotros entrando en el futuro. Cuando nace un niño también nace una abuela.
En el hogar que mi abuela creó, Veo el principio de la vida que heredé.
Muchas veces he pensado que inhumano sería este mundo sin los ancianos, y que melancólico sería sin los niños.
En los ojos de los jóvenes vemos llama. Pero en los de los mayores vemos luz.
Tenía un millón de preguntas aún sin responder. Me quedaba mucho por hacer, mucho que aprender….
¿Qué prisa podía tener en ser abuela? Ninguna. Hasta que nació, Todo lo demás pasó a segundo plano.
A veces el amor perfecto sólo llega cuando nacen los nietos.
Si han de aparecer arrugas en tu rostro, que no lo hagan también en tú corazón. El alma no debe envejecer.
Está comprobado científicamente que la relación entre una abuela y su nieto es enriquecedora al máximo para ambos extremos.
Haz que tus manos recorran las arenas del tiempo. Cada gránulo tiene su historia, un propósito, una conexión con el mar de la vida.
Observa lo sagrado de todas las cosas y venera el vínculo que las une.
No envejecemos con los años, renacemos cada día.
A medida que iban llegando mis nietos, el aire de la casa se volvía más vibrante y cálido, como si cada objeto cobrara vida de una manera especial.
Tratando de dar una respuesta buena y reconfortante a las preguntas de los más pequeños, a menudo llegamos a una buena y reconfortante conclusión para nosotros. Quién piensa más profundo, ama lo más vivo.
Las arterias se dividen, pero vuelven al corazón, y todo es una única, eterna y ardiente vida.
El verdadero milagro de la vida ocurre cuando nacen los hijos de tus hijos.
La luz de tú música ilumina el mundo. El aliento vital de tú música rueda de cielo en cielo.
Tus hijos son tú mejor inversión. Tus nietos, los dividendos.
Disfrútalos has corrido riesgos para llegar hasta aquí y te lo mereces.
Mi sabia abuela siempre me decía que el día estaba perdido si no habías reído a carcajadas por lo menos una vez.
Todos creían que sus nietos eran los mejores. Claro eso fue antes de que nacieran los míos.
Cuando son abuelas, nuestras madres llegan al pináculo de su gracia.
Cuando la madre tiene al hijo de su hijo en brazos, el ser humano es testigo del ciclo vital, de la armonía mística en los caminos de la vida. Hay muchísimas maneras de sostener un niño en brazos. Todas son correctas.
En la juventud aprendemos; en la madurez, comprendemos.
Las abuelas no malcrían. Las abuelas no educan. Las abuelas adoran.
Dios Mio… te pido que mis hijas lleguen a verme como yo a mi madre.
Porque la sangre que heredamos no es nada más la que traemos al llegar al mundo.
La Sangre que heredamos está hecha de las cosas que comimos de niños, de las palabras que nos cantaron en la cuna y de los brazos que nos cuidaron.
DE LA WEBSoy una flor, una flor que se abre en busca del sol. Tú eres el sol, abuela, el sol de mi vida.
Las Abuelas son las voces del pasado y los ejemplos del presente. Ellas abren las puertas al futuro.
Una abuela es el mejor regalo con que podemos recibir a nuestros hijos.
Los nietos son la renovación de la vida, un poco de nosotros entrando en el futuro. Cuando nace un niño también nace una abuela.
En el hogar que mi abuela creó, Veo el principio de la vida que heredé.
Muchas veces he pensado que inhumano sería este mundo sin los ancianos, y que melancólico sería sin los niños.
En los ojos de los jóvenes vemos llama. Pero en los de los mayores vemos luz.
Tenía un millón de preguntas aún sin responder. Me quedaba mucho por hacer, mucho que aprender….
¿Qué prisa podía tener en ser abuela? Ninguna. Hasta que nació, Todo lo demás pasó a segundo plano.
A veces el amor perfecto sólo llega cuando nacen los nietos.
Si han de aparecer arrugas en tu rostro, que no lo hagan también en tú corazón. El alma no debe envejecer.
Está comprobado científicamente que la relación entre una abuela y su nieto es enriquecedora al máximo para ambos extremos.
Haz que tus manos recorran las arenas del tiempo. Cada gránulo tiene su historia, un propósito, una conexión con el mar de la vida.
Observa lo sagrado de todas las cosas y venera el vínculo que las une.
No envejecemos con los años, renacemos cada día.
A medida que iban llegando mis nietos, el aire de la casa se volvía más vibrante y cálido, como si cada objeto cobrara vida de una manera especial.
Tratando de dar una respuesta buena y reconfortante a las preguntas de los más pequeños, a menudo llegamos a una buena y reconfortante conclusión para nosotros. Quién piensa más profundo, ama lo más vivo.
Las arterias se dividen, pero vuelven al corazón, y todo es una única, eterna y ardiente vida.
El verdadero milagro de la vida ocurre cuando nacen los hijos de tus hijos.
La luz de tú música ilumina el mundo. El aliento vital de tú música rueda de cielo en cielo.
Tus hijos son tú mejor inversión. Tus nietos, los dividendos.
Disfrútalos has corrido riesgos para llegar hasta aquí y te lo mereces.
Mi sabia abuela siempre me decía que el día estaba perdido si no habías reído a carcajadas por lo menos una vez.
Todos creían que sus nietos eran los mejores. Claro eso fue antes de que nacieran los míos.
Cuando son abuelas, nuestras madres llegan al pináculo de su gracia.
Cuando la madre tiene al hijo de su hijo en brazos, el ser humano es testigo del ciclo vital, de la armonía mística en los caminos de la vida. Hay muchísimas maneras de sostener un niño en brazos. Todas son correctas.
En la juventud aprendemos; en la madurez, comprendemos.
Las abuelas no malcrían. Las abuelas no educan. Las abuelas adoran.
Dios Mio… te pido que mis hijas lleguen a verme como yo a mi madre.
Porque la sangre que heredamos no es nada más la que traemos al llegar al mundo.
La Sangre que heredamos está hecha de las cosas que comimos de niños, de las palabras que nos cantaron en la cuna y de los brazos que nos cuidaron.
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