La primavera es un hermoso momento de renovación. Queremos observarnos, sanarnos y reinventarnos. Estamos con entusiasmo para dejar atrás hábitos que nos atrapan en viejos esquemas y abrazar nuevos principios de vida que fortalezcan nuestro cuerpo, aclaren nuestra mente y expandan nuestro espíritu. Estamos llenos de ilusiones por ver la vida que crece, por reafirmar nuestros propósitos, por estar nuevamente en contacto con la naturaleza que despierta. Nos sentimos preparados para llenarnos de energía y proyectos.
De acuerdo con el Ayurveda, la antigua medicina india, Kapha es la fuerza que predomina en el fin del invierno y la primavera. Kapha combina tierra y agua y sus características son frío, pesado y húmedo. Es responsable de crear, de renovar, de mantener una unidad, de dar estructura. Una imagen diciente del ayurveda es la tierra mojada.
Del mismo modo, la primavera promete un renacer y construir de nuevo. Cuando está equilibrado nos sentimos tranquilos, amorosos, fuertes y estables. Si está en desequilibrio, puede generar pesadez, cansancio, letargo o depresión. También podemos estar más vulnerables a las alergias, a los resfríos, a la congestión nasal, la retención de líquidos y al aumento de peso, entre otros.
Durante la última parte del invierno comemos más, dormimos más, y puede que nos sintamos un poco desanimados. Kapha tiende a la acumulación y la quietud. Se acumula en el cuerpo y es importante eliminarlo para una suave y armoniosa transición hacia la primavera.
Para ello debemos estimular y desintoxicar, aumentar el prana, aumentar nuestro fuego interior y buscar lo opuesto de las características kapha en todos nuestros alimentos físicos, mentales y espirituales. Es decir, necesitamos buscar lo ligero, cálido y seco. El ayurveda y el yoga, a través de un sistema holístico, nos enseñan a fluir al rimo de las estaciones, a contrarrestar sus cualidades y a aprovecharlas de la mejor manera.
(Sin embargo, ten en cuenta que estos son sólo pautas generales y que cada persona necesita un programa específico que tenga en cuenta las cualidades particulares.)
Alimentación: durante este época lo mejor es tener una alimentación donde predominen los vegetales, en especial aquellos de hojas verdes, y las legumbres en general. Inclínate por alimentos ligeros, bajos en grasa, altos en fibra y fáciles de digerir. Con los alimentos, es bueno tener en cuenta que lo que comemos tiene un efecto en el cuerpo similar a sus características. El azúcar y los carbohidratos, la sal, los lácteos, los fritos, la carne y bebidas frías, por ejemplo, deben ser eliminados esta época. También las frutas dulces. La miel y las especias (jengibre canela, pimienta, chiles) son muy benéficas. Prefiere los alimentos que tienen sabores amargos, astringentes y picantes que los dulces, salados y agrios.
Asanas y pranayama: a lo mejor es en esta época (y durante el invierno) el único momento del año en que es más indicado una práctica activa que estimule y elimine toxinas. Para esto, es posible ajustar las asanas y el pranayama de manera que nos de calor y vitalidad. Lo ideal es incluir secuencias como los saludos al sol y posturas energizantes como aquellas de apertura hacia atrás y otras que activen el elemento fuego. También podemos hacer una práctica un poco más exigente, de manera que aumentemos el metabolismo, el ánimo y la energía, pero sin forzarte ni perder la concentración. Los pranayama más indicados son bhastika y la respiración por la fosa nasal derecha.
Otros hábitos: levántate temprano; idealmente, algunos minutos antes de la salida del sol. Antes del amanecer la energía del ambiente aún es vata, la cualidad del movimiento, por lo que puede ayudarte a estar activo. Intenta que el sol te encuentre dando una caminata (como una meditación activa) o haciendo tu práctica de asanas de manera consciente. Intenta hacer ejercicio físico a diario y mantenerte activo, monta bicicleta, camina, baila. Para el ayurveda, el uso de aceites es muy importante. Cada mañana, antes de ducharte, puedes darte un masaje vigoroso con un aceite natural que te caliente el cuerpo pero que no sea muy denso, como el aceite de linaza, mostaza o de ajonjolí. Los colores cálidos y energéticos son los más estimulantes. Evita dormir siesta durante el día.
Espiritualidad: la primavera es un momento lleno de oportunidades para volver a nacer al tiempo con la naturaleza. Nos da su apoyo, su cuidado, su amor y exuberancia para renovarnos. Para conectarnos con su energía podemos comenzar por hacer una limpieza de nuestro entorno, una desintoxicación de nuestro cuerpo (una ayuno corto o un panchakarma con un médico ayurvédico), una renovación de hábitos mentales y cotidianos que nos sanen, equilibren y liberen. El pensamiento positivo, las afirmaciones y la meditación nos ayudan a lo primero. La alimentación consciente y la práctica de yoga nos llevan a lo segundo.
Permítete soltar aquello que ya no te nutre y abraza el cambio. La primavera es de naturaleza amorosa y apasionada: renueva el amor por las cosas que te hacen vibrar y abre tu corazón a los cambios y a la expansión. Si te gustan los mantras, el bhakti yoga es una opción estimulante que combina música, espiritualidad, devoción y comunidad. Trata de estar presente, conectarte con la tierra, gozar de la belleza y simplicidad de la vida. Revitalízate y busca inspiración.
Fuentes:
-Lad, Vasant, The Complete Book of Ayurvedic Home Remedies, Three Rivers Press, New York, 1998.
-Svoda, Robert, Prakriti Your Ayurvedic Constitution, Lotus press, Twin Lakes, 1998.
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