Tu amor me inspira,tu ternura me conmueve y tus besos me enloquecen.

3 de marzo de 2012

El elefante del circo.



 

El elefante del circo...Quiza te haga reflexionar incluso entender comportamientos de personas que te rodean...y puedas darles tu compresion.....!!Cuantas personas, se encuentran en esta situaccion..sin recibir nungun tipo de  apoyo y comprension!!!..y sin ser conscientes que estas atados ...a una estaca, durante tantos años, que ni saben ver sus cadenas!!
 
 
 
Escrito por: Rafael Molina Morillo
 
     
Esta historia esta dándole la vuelta al mundo a través del internet, pero como muchas personas pueden no haberla leído, aquí la ofrezco otra vez, porque pienso que todo el mundo debe conocerla:
“Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí,como a otros, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación, el elefante quedaba sujeto solamente por  una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
 “La estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra.
Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol  de tajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
 “El misterio era evidente: ¿Qué mantiene entonces al elefante tranquilo en ese sitio? ¿Por qué no huye? Cuando tenía cinco o seis años, pregunté a algún maestro, a mi padre o a algún tío por el misterio del elefante.
Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. ¿Por qué lo encadenan, entonces? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
 “Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… hasta un día que, hace algunos años, alguien fue bastante sabio para encontrar la respuesta y decírmela:
“El elefante del circo no escapa -decía-, porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño”.
“Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse.  Y a pesar de todo su esfuerzo  no pudo.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él en aquel momento. Juraría que se durmió agotado y que al otro día volvía a probar, y también al otro y el que seguía… hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su incompetencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso no escapaba porque creía que no podía.
 “El elefante tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que se siente después de nacer. Y lo peor es que jamás  se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… Jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
 “Cada uno somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan la libertad.
Vivimos creyendo que un montón de cosas “no las podemos hacer” simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos. Grabamos en nuestro recuerdo “no puedo… no puedo y nunca podré”, perdiendo una de las mayores bendiciones con que puede contar un ser humano: la fe.
 “La única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo nuestro empeño, pero al mismo tiempo, confiando totalmente en Dios, como si todo dependiera de él”.
 

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